jueves, 23 de septiembre de 2021

El experimento de Asch.

Siempre se ha dicho que el ser humano muchas veces actúa en base a la repetición de las cosas que ve de los demás, nuestros comportamientos pueden estar inducidos o influenciados en gran medida por lo que hacen los demás, nuestras experiencias vitales o en ocasiones esas acciones nacen directamente de uno mismo, depende de cada caso, nunca hay que dejar atrás todo tipo de mensajes subliminales que nos tratan de colar en nuestro subconsciente en mil sitios, esos mensajes que aparentemente pasan desapercibidos pero se nos quedan en nuestras mentes una vez los hemos visto.
Ahora bien, han habido diversos estudios e investigaciones sobre la conformidad y la forma de actuar que tenemos. ¿Pueden los individuosde un grupo de personas cambiar su comportamiento en base a ciertos factores? Sí, y de eso es lo que vengo a escribir, nuestras actitudes y opiniones pueden estar fuertemente influenciadas o incluso ser modificadas para poder encajar en un grupo social, el ser humano siempre ha buscado esa aceptación por parte de los demás, incluso en ocasiones si eso supone ir en contra de sus propias creencias.

Una de las cosas que la presión social puede hacer es por ejemplo que alguien vea una carpeta verde, y después si un conjunto de personas dicen al unísono que esa misma carpeta es de color azul (sabiendo que realmente es verde), la persona que dijo que era verde acaba diciendo que es roja, trata de encajar con los demás, aunque eso signifique ir contra aquello que ve con sus propios ojos (de hecho hay una escena de una película donde se puede ver este mismo caso), imaginad si eso es posible todo lo que pasa día a día y la de mentiras que se nos meten a todos en muchos lugares, ideas que acepta la gente por el simple hecho de "es que es lo que piensa la mayoría", y antes de pensar por sí mismos prefieren ir a favor de la corriente de la masa, aunque los hay que ponemos los pies fuera del tiesto y no damos nuestro brazo a torcer, nos mantenemos implacables frente a esta clase de presiones y manipulaciones, vamos siempre de cara con nuestras convicciones, que algo lo siga o le guste a muchas personas no significa que nos tenga que gustar a nosotros también.

O en otra ocasión tuve la oportunidad de ver otro caso de este estilo, donde una persona llegaba a un local, se sentaba y estaba junto a otras personas en una sala de espera, en un momento dado cuando llamaban a alguien todos se ponían de pie y la que acababa de llegar instintivamente también lo hizo para no desentonar, aunque ella no entendiese por qué, lo hacía y punto. Pues bien, a medida que la gente se iba yendo llegó un momento donde la chica que entró la última se quedó sola, volvieron a llamar y ella seguía mateniendo la costumbre de levantarse del asiento (sin que ese gesto tuviese sentido alguno en ese momento), luego vino más gente y ese movimiento fue adquirido también por el resto, sin que nadie supiera muy bien por qué lo hacían, pero el caso es que lo hacían, por el simple hecho de imitación. Es sorprendente lo que puede hacer el ser humano en contra de su propia voluntad.

¿Quién es Solomon Asch? Un psicólogo social cuyos estudios en su época fueron populares, aunque no fue el primero en adentrarse en estos experimentos, Sherif 20 años atrás que él ya hizo cosas mediante estímulos ambiguos.
Solomon Asch.

Formó grupos de tres personas en una habitación oscura con un solo punto de luz proyectado en una pared, el cual parece moverse debido a los movimientos del cuerpo, pero al no tener puntos de referencia se crea la ilusión de que el punto se desplaza por si solo. Estos tres participantes deben dar una estimación de cuánto se mueve el punto.
Muzafer Sherif.

Dos de los participantes son colocados porque dan estimaciones parecidas en solitario, mientras que el tercero estima diferente. El resultado es que este último acerca sus estimaciones a las de sus otros dos compañeros, dado que el estímulo es ambiguo. Así, ante la incertidumbre el individuo tiende a servirse de la opinión de la mayoría. En este sentido, Asch toma este estudio como punto de partida y va más allá utilizando un estímulo no ambiguo.
La teoría de Leon Festinger también fue anterior a lo que hizo Asch. Se basaba en que los juicios deben tener una base sobre la que reposa su validez. Cuando se trata de juicios acerca de la realidad física, para dar una respuesta válida basta con examinar el objeto, osea que el individuo no necesita conocer la respuesta de los demás para saber si su propia respuesta es válida, a no ser que se trate de juicios sociales.
La vida de Asch estuvo marcada por varios experimentos y resultados vistos en muchos lugares del planeta, ayudó a entender la conducta y relaciones sociales. Tras la Segunda Guerra Mundial hubieron muchos estudios y experimentaciones continuando la senda que hicieron en la Alemania nacionalsocialista, destinados en parte a descubrir qué motivaciones tenemos para actuar de la manera en la que lo hacemos. Experimento de la Tercera Ola, Milgram (sometimiento a la autoridad), de la prisión de Stanford, entre otros (pero estos casos tienen más que ver con órdenes impuestas directamente, van por otra rama distinta, están sujetos a amenazas o coacciones, obedecer sin cuestionar por qué se hacen las cosas, algo que a día de hoy está también más presente que nunca).

En los experimentos de Asch, con estímulos físicos objetivos, los individuos no estaban bajo ese tipo de amenazas, coacciones, imposiciones u órdenes directas, sino que se adecuaban a la situación del entorno en base a lo que hicieran los demás a su alrededor, para de alguna manera sentirse integrado y no llamar la atención por hacer algo diferente al resto.

Hagamos una pequeña prueba. Simplemente mira esta imagen y di cuál de las dos líneas es más parecida al modelo.
Parece claro que es la C, ¿no? Pues bien, este experimento lo que pretendía era generar un conjunto de grupo de personas donde todas sin excepción (menos aquella persona que era a la que se la ponía a prueba) estaban compinchadas para acabar convenciendo a ese sujeto en cuestión de que la C no sería la adecuada (aunque es evidente que esa es la respuesta correcta). Se colocaban en una sala y empezaban a decir todos o bien solo la A o bien solo la B. Una cosa así: Individuo 1: A. Individuo 2: A. Individuo 3: A. Individuo 4: A. Individuo 5: A. Individuo 6: A. Individuo 7: A.
Entonces en este momento es el turno de la persona que está siendo estudiada (individuo 8) para ver cuál es su respuesta tras estar influenciado por el resto aún sabiendo que la correcta es la C. Con una probabilidad de un 1/3 dirá la A, solo porque todos los demás han dicho esa respuesta (yo tengo claro que diría la C sin duda).
La mayoría de veces (2/3 de las ocasiones) se dice la respuesta correcta, pero ese 1/3 de personas que se dejan llevar por la opinión de los demás es bastante impactante.


Aunque hizo más además de ese, incluyendo ciertas variaciones, queriendo ver cómo podía romper de alguna manera esa conformidad en las respuestas obtenidas. Por ejemplo, en otro caso puso en el grupo a una persona que hacía la función de "aliado", éste debe dar la respuesta correcta sin verse sometido a lo que dice el resto, de esta forma al tener a otra persona que dice la respuesta correcta uno se lanza con más seguridad a decir la buena opción, osea la C, por lo que esa conformidad respecto a los demás que dicen la opción A desciende bastante, al existir otra opinión aunque sea minoritaria frente a la mayoría da validez a la que uno mismo tiene. Pero si ese aliado se va en medio del estudio de nuevo la persona recae y la conformidad vuelve al nivel del experimento original, pierde la referencia que tenía de esa persona que dijo la respuesta correcta y de nuevo se amolda a lo que dice la mayoría para no sentirse fuera. Y ya cuanto más amplio es el número de personas que participan en el experimento mayor es la conformidad que sufre el individuo. También depende el factor de si es dada la respuesta por escrito o a viva voz, en el primer caso uno es más propenso a dar la respuesta correcta, pero en el otro al tener que decirla en público enterándose los demás esa presión social aumenta considerablemente.

Un estudio catalán llamado Experimento sobre la presión social, que es exactamente igual solo que añadiendo además rangos de edad, demuestra que las personas más jóvenes son las más influenciables en este aspecto y se amoldan más a las opiniones del grupo al que pertencen, en parte tiene sentido ya que a las edades de 14/16 años aproximadamente cuando se es un adolescente lo que se busca precisamente es encajar en la sociedad en la que se vive, amoldándose muchas veces al resto, ese miedo por el qué dirán, cosa que por lo general se va pasando a medida que uno madura y obtiene una personalidad propia con el paso de las experiencias vitales a base de años.

Es increíble ver cómo se puede manipular la opinión de la gente en base a lo que dicen los demás, en mi opinión todos debemos ser libres de poder pensar lo que queramos, sin miedo a la reacción de los demás, siempre con la verdad por delante, le pese a quien le pese.

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