1. Este tipo de vehículos primero que te quita autonomía.
2. Se necesita un garaje para poder cargarlos, y no creo que eso esté al alcance de todo el mundo.
3. Son bastante caros.
4. Si se te estropea es muy complicado encontrar talleres para repararlos.
5. Sus baterías están hechas de Cobalto y Litio, materiales contaminantes que extraen las pobres gentes de África, en su mayoría niños explotados.
6. Si sucede una riada por ejemplo, con los coches eléctricos los servicios de ayuda no podrían llegar a esas zonas afectadas por el agua.
7. La electricidad que consumen sí que contamina, por lo que en realidad no es una buena opción, simplemente otra forma diferente de hacer negocio y sacarnos los cuartos. Pero bueno, dejando a un lado el tema de los coches eléctricos que se nos quieren imponer mediante las políticas globalistas de la Agenda 2030, es importante conocer que hace muchos años se inventó lo que viene a ser el coche cuyo motor funciona gracias al agua. Pasa y resulta que era una idea tan genial, que supondría la ruina por parte de muchas compañías automovilísticas, hay demasiados intereses oscuros detrás que hacen que este tipo de ideas brillantes nunca salgan a la luz, lo mismo pasa con otras cosas, como las bombillas infinitas que nunca se apagan, porque no tienen obsolescencia programada. Vivimos en un mundo donde hay la tecnología suficiente como para vivir con energía libre desde hace más de un siglo, pero a eso a los poderosos no les interesa en absoluto, prefieren mantener a la gente de a pie sumida en un engaño profundo, se sabe que gran parte de los inventos que se suponen que son actuales ya existían hace más de 100 años, pero se destruyeron y dejaron a la humanidad prácticamente en la Edad de Piedra de nuevo, cosas tales como drones (Nikola Tesla ya los predijo), patines eléctricos y demás fueron ya creados hace mucho tiempo atrás.
Profundizando en el tema que acontece es preciso saber quién fue Stanley Meyer, el inventor estadounidense que creó y patentó tras 30 años de investigaciones los motores de combustión interna para que funcionasen mediante el agua, con un dispositivo al cual denominó water fuel cell. No era científico como tal, pero estos asuntos sin duda le llegaron a interesar hasta al mismísimo Pentágono. Él decía que un coche que utilizara su dispositivo podría usar el agua como combustible, así se podría ahorrar el uso de la gasolina.
¿Cómo es exactamente este proceso? Consiste en hacer una separación de los componentes de agua, en hidrógeno y oxígeno a través de la electrólisis, pero usando mucha menos energía que la electrolisis convencional. El hidrógeno y el oxígeno era entonces quemado para generar energía, en un proceso que reconstituía nuevamente las moléculas de agua.
"Célula de combustible" o "célula de combustible de agua" es referido a la parte del dispositivo de Meyer donde la electricidad pasa por el agua para liberar el hidrógeno y oxígeno. Los empleó oponiéndose a los que se utilizan en ciencia o ingeniería como "células electrolíticas". De manera oficial se define la "pila de combustible" como una célula en la que "la energía química de la oxidación del gas combustible se convierte directamente en energía en un proceso continuo" y la electrólisis es el "paso de una corriente eléctrica a través de una solución conductora o salina".
Muchos charlatantes salieron a decir que el trabajo de Stanley era simplemente pseudociencia, en revistas como Nature se tilda de mito el "agua como combustible". En una emisora de radio de Ohio el creador del coche hidráulico hizo una presentación de un coche movido por agua, que solo se necesitaban unos 83 litros para poder ir desde Los Ángeles a Nueva York. Salió en 1985 en la tele para contar su invento.
Hubo en el año 1996 (apenas dos años antes de asesinato) un Tribunal de Ohio que determinó que las palabras de Meyer sobre este caso eran falsas y mandó que Meyer devolviese el dinero a los dos inversores quienes le demandaron (él primeramente les vendió su tecnología de pilas de combustible de agua), las ratas del sistema que no querían perder el negocio que tienen montado, iba a ser una completa revolución, el fin del imperio petrolero. Su coche no pudo ser examinado por testigos ya que indicó que estaba bajo investigación del departamento de Energía y de Defensa de Estados Unidos. Su “célula de combustible de agua” más tarde fue examinada por tres testigos en los tribunales y encontraron que “no había nada revolucionario y simplemente estaba usando la electrólisis convencional”. El Tribunal encontró culpable de fraude a Meyer y ordenó reembolsar a los dos inversores sus 25.000 dólares, bastante injusto a mi parecer.
¿Qué le ocurrió después a Meyer? El nombrado inventor del año en 1993 fue miles de veces amenazado (no quiso nunca vender su invento estrella a las corporaciones). A sus 57 años, un día en concreto, el 21 de Marzo de 1998 (un día antes de firmar un multimillonario contrato con el Ministerio de Defensa de EE.UU.) dejó este mundo en su automóvil (encontraron su cadáver ahí) tras ir a un restaurante de estacionamiento y cenar, en Groove City, la ciudad donde nació. Se hizo una autopsia y la conclusión de la muerte fue aneurisma cerebral. Alguien le envenenó, no podían aguantar mantener a esta persona con vida, ya fuesen las petroleras o el gobierno estadounidense, lo que está claro es que no pararon hasta que se lo cargaron. Es más, su hermano dijo que meses después el vehículo tipo buggy y el equipo experimental de Stanley fueron sustraídos.
El sitio oficial de Stanley asegura que su invento fue verificado correctamente y que los cargos legales en su contra no tenían fundamento. El profesor Michael Laughton, decano de ingeniería en Mary College, Londres, el almirante Sir Anthony Griffin, un ex controlador de la Marina británica y el Dr. Keith Hindley, químico de investigación británico fueron testigos y se sorprendieron porque la célula de Meyer permaneció en frío, incluso después de horas de producción de gas, funcionando con pocos miliamperios en vez de hacerlo en amperios como la electrólisis convencional. Sus palabras textuales fueron las siguientes: “Después de horas de discusión entre nosotros, concluimos que Stan Meyer pareció haber descubierto un método totalmente nuevo para la División de agua que mostró muy pocas de las características de la clásica electrólisis. Confirmación de que realmente sus dispositivos funcionan provienen de su colección de patentes de los Estados Unidos concedidas en virtud de la sección 101 por la Oficina de patentes de los Estados Unidos”. Sobre los cargos de fraude el sitio del inventor indica que no pudo ser examinado por la justicia porque el inyector de combustible estaba todavía bajo la revisión de seguridad nacional de Estados Unidos, en conformidad a la ley de patentes y no disponible para el público. Además denuncia una serie de irregularidades en el proceso que ponen en duda la sentencia recibida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario